La bici eléctrica, “camina”?

Más livianas, confiables y baratas. Más autónomas. Y, cada vez más, parecidas a una bici convencional. Los avances tecnológicos, la proliferación de infraestructuras ciclistas, el respeto al medio ambiente y los inconvenientes del uso cotidiano del coche auguraban un brillante porvenir a la bicicleta de pedaleo asistido. En parte, dichos pronósticos se están cumpliendo: informes como el de Navigant Research dicen que en 2016 se vendieron 35 millones de e-bikes en el mundo, generando un negocio de 15.000 millones de euros.

La mayor parte de la ciudadanía, incluso muchos ciclistas habituales, siguen ignorándolas e incluso “despreciándolas”, al entender que no son bicicletas de verdad. La mayoría cree, erróneamente, que ni siquiera hace falta pedalear, y muchos las consideran “motos camufladas” y síntoma de vagancia.

Yuriy Tomas, responsable de marketing de Specialized, sabe que hay un sector de “puristas” que no las consideran bicicletas, pero explica que “el mercado demanda cada vez más este tipo de vehículos. La asistencia, su fácil manejo y la diversión que proporcionan acercan la bicicleta a mucha gente que, por diferentes motivos, antes no se planteaba pedalear, y eso es bueno para todos. No se trata de elegir unas o otras, o discutir sobre si se hace más o menos ejercicio con ellas. No tenemos que entrar en esa lucha absurda: que cada uno haga con su bici lo que más le gusta, ya sea sufrir subiendo o hacer kilómetros por la montaña sobre una e-bike”.

Doce claves “eléctricas”

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1. La normativa es clara: el motor de una bicicleta eléctrica no puede superar los 250W, y la asistencia debe “cortarse” cuando el vehículo alcanza los 25km/h. Y, aunque muchos todavía no lo sepan, hay que pedalear: si no lo haces, la e-bike no se mueve.

2. Los principales avances tecnológicos se centran en aumentar la autonomía y fiabilidad de las baterías , mejorar la reacción y torque de los motores y mejorar la conectividad: muchos fabricantes han desarrollado aplicaciones que permiten una mejor gestión de la batería o compartir los datos del recorrido a través de la Red.

3. Escépticos al principio, los comercios convencionales se están empezando a “poner las pilas” con las eléctricas. El negocio manda.

4. Los clientes priorizan cada vez más la calidad. El precio, por supuesto, importa, pero también recibir una garantía, la fiabilidad, la calidad de los componentes, la suavidad de uso, la escasa rumorosidad o la máxima autonomía.

5. Bosch, Yamaha, Shimano, Brose, Panasonic… Las marcas de motores y baterías más conocidas ofrecen conjuntos de calidad, pero las sensaciones que ofrece cada firma varían. Acude siempre a un especialista para encontrar el modelo que mejor se adapte a tus necesidades y preferencias.

6. El auge de la bicicleta en sectores como la mensajería y el reparto, y la proliferación de bicicletas de carga generalizará el uso de e-bikes. Empresas como Telepizza o Burger King ya colaboran con marcas de eléctricas como Quipplan. En Uruguay Farmashop implementó reparto con ebikes.

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7. Aunque algunas firmas ofrecen máquinas futuristas , nuestro mercado está aún “muy verde” para propuestas revolucionarias. El miedo a los robos y el escaso poder adquisitivo hacen que, al menos en lo que a bicicletas de ciudad se refiere, se priorice la funcionalidad.

8. El negocio de la bici eléctrica es distinto al de la bici convencional: el cliente necesita más cercanía, un buen servicio posventa y un asesoramiento mayor a la hora de elegir su modelo ideal.

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