Estamos acostumbrados, cuando pensamos en una bicicletas, a asociarlas con las marcas conocidas, las que vemos más por la calle, las que tienen mejor marketing.
Pero atrás de algunas bicicletas encontramos personas que las construyen, que son parte de su filosofía de vida y trabajo. Encontré la marca Legor Cicli de Mattia Paganotti que ha logrado convertirse en una referencia en el mundo de la artesanía ciclista.
Mattia Paganotti es italiano y vive en Barcelona. Esta serie de preguntas se las hacen en la Berliner Fahrradschau 2017, donde presentó algunas de sus últimas creaciones.
¿Cuándo empezaste a hacer cuadros?
En 2008. Era skater pero empecé a montar mucho en bicis de piñón fijo, y buscando buenas bicicletas de pista clásicas me di cuenta de que se estaba perdiendo la tradición artesana. Me dio pena, así que decidí tirarme a la piscina y hacerlo yo… Hasta que terminé compitiendo y participando en alley cata con mis propias criaturas.
¿Cómo se aprende a hacer cuadros de bicis?
Con muchas ganas y, sobre todo, humildad. Pero es bonito: vivimos un renacimiento de la artesanía ciclista. En lugares como EE UU llevan una década recuperando terreno; en Europa vamos más despacio, pero también se nota.
¿Qué distingue a tus bicicletas?
Hago herramientas. Unas veces son para competir, otras para disfrutar… Para lo que las necesite el cliente. Escucho sus necesidades, sus apetencias, y aporto mi experiencia y forma de ver el ciclismo. No tengo un estándar, no hay una fórmula… Cada vez tengo que buscar el camino para llegar a un fin particular. Hago bicicletas como herramientas, no porque “mole” o esté de moda… Es un máquina, una herramienta, lo más perfecta posible, y que debe funcionar acorde a una elevada exigencia.