Leyendo una nota del medio La Diaria (Uruguay), «Frenando en los Muros», por cierto con una iniciativa muy interesante, me encontré con una referencia a David Byrne y su libro «Diarios de bicicleta» que me interesó pero… quien es?
Músico escocés, David Byrne es conocido principalmente por su pertenencia a la banda de música pop Talking Heads, de gran éxito durante los años 80. Además de conseguir numerosos discos de oro y hits en los número uno de las listas de ventas, Byrne ha colaborado con numerosos grupos de música electrónica y ha publicado Diarios de bicicleta y Cómo funciona la música.
Diarios de bicicleta
David Byrne relata la crónica de sus experiencias, observaciones e impresiones al atravesar diferentes ciudades del globo a pedales. Un relato ameno y no exento de humor para tratar temas muy actuales con buen humor.
Comparto un extracto, y si te quedas con ganas de leer más, puedes bajar el relato correspondiente a la ciudad de Nueva York PDF aquí
«Desde principios de los años ochenta, he usado la bicicleta como principal medio de transporte en Nueva York. Primero lo hice a modo de prueba, y me sentí cómodo incluso en una ciudad como Nueva York. Me dio una sensación de energía y libertad. Tenía una vieja bicicleta de tres velocidades, una reliquia de mi infancia en las afueras de Baltimore, y para la ciudad de NY no necesitas mucho más. En aquellos tiempos, mi vida estaba más o menos restringida al centro de Mahattan, del East Village y el Soho y enseguida me di cuenta de que la bicicleta era una forma fácil de hacer recados durante el día o de trasladarme de manera eficiente a bares, galerías de arte o locales nocturnos, sin tener que buscar un taxi o la parada de metro más cercana. Ya sé que uno no piensa normalmente en que salir de copas y montar en bicicleta sean cosas compatibles, pero hay muchas cosas que ver y oír en NY, y descubrí que moverme de un sitio a otro en bicicleta era sorprendentemente rápido y eficaz. Así que me quedé con la bicicleta, a pesar de su aura demodé y del peligro que entrañaba, ya que por entonces muy poca gente circulaba en bici por la ciudad. Los conductores de aquellos tiempos no estaban acostumbrados a compartir la vía con los ciclistas, y te cortaban el paso o te lanzaban contra los coches estacionados, incluso más que ahora. Al hacerme un poco mayor quizá consideré también que pedalear era una buena forma de hacer un poco de ejercicio, pero al principio no pensaba en eso. Simplemente, me sentía bien deambulando por aquellas sucias calles llenas de baches.»