La bicicleta y el invierno

Usar la bicicleta con temperaturas bajas resulta molesto al principio, pero luego de unas cuantas salidas nuestro cuerpo se aclimata al frío produciendo una mayor cantidad de calor. Pero…para acostumbrarse al frío, hay que salir en bicicleta cuando hace frío.

Algunos consejos para seguir practicando Mountain Bike incluso en invierno

bicicleta-de-montana,-bosque,-huellas-en-la-nieve-152861Cambiar la hora de nuestras salidas. Si podemos hacerlo, la mejor franja horaria para practicar ciclismo de montaña en la época invernal es durante el mediodía. La luz del sol nos ayudará a mantenernos más calientes y elevará nuestro estado de ánimo. Además, rodar con la luz del día es mucho más aconsejable durante el Invierno, ya que aumenta la visibilidad sobre el camino y la seguridad en todos aquellos días lluviosos, nublados o con nieve, tan frecuentes en épocas de frío.
El viento, siempre controlado. Si podemos hacerlo, en Invierno siempre será mejor optar por iniciar nuestras rutas con el viento de cara, mientras que para el retorno de la ruta lo mejor será acabar con el viento a nuestra espalda. Al inicio de nuestro entrenamientos nuestro rendimiento es mucho más elevado que al final de los mismos, y tener el viento soplando detrás nuestro nos ayudará a finalizar la ruta más descansados, además de provocar una menor sensación de frío en nuestro cuerpo cuando ya estamos sudorosos y fatigados.
Contra la hipotermia, seguir rodando. La hipotermia es una de las más comunes y en ocasiones grave lesiones de entrenar en climas fríos. La hipotermia ocurre cuando la temperatura central de nuestro cuerpo comienza a descender, causada por una combinación fatal de fatiga, humedad y viento helado. Lo mejor que podemos hacer para evitar la hipotermia es seguir adelante y continuar rodando, buscando siempre tener el viento a nuestra espalda.

Mantener una temperatura corporal estable es fundamental para rodar en épocas frías sin mayores problemas, poniendo especial atención en la protección de nuestra cabeza, cuello, manos, pies y nuestro estómago.
La cabeza, siempre tapada. Podemos perder hasta un 40 por ciento de nuestro calor corporal por la cabeza y el cuello si no los tapamos adecuadamente. Para la cabeza y el cuello, lo mejor es llevar un gorro de lana o tejido térmico de esos que pueden transformarse en máscara facial y extenderse hasta el cuello o llevar un pasamontañas, siempre bajo el casco. Si la temperatura es especialmente baja, no está de más colocar también una funda o cubierta sobre el casco para duplicar nuestra protección térmica.
Mantener las manos bien calentitas. Para nuestras manos, la mejor opción para mantenerlas calientes en Invierno es usar guantes de tipo manopla, de esos que no tienen la forma de los dedos hecha. Este tipo de guantes es mucho más efectivo por la sencilla razón de que todo el calor de nuestras manos se mantiene en un mismo espacio y por lo tanto generan mayor protección. Para los días más fríos, podemos recortar los dedos de algunos guantes viejos y usarlos debajo de nuestras manoplas, duplicando la protección térmica de los dedos más expuestos al frío, como por ejemplo los que utilizamos para frenar.
Los pies, siempre secos y calientes. Es de vital importancia mantener nuestros pies bien protegidos del frío, y para ello nada mejor que utilizar zapatillas específicas de Invierno. Lo más recomendable si no tenemos calzado específico para épocas de frío es disponer de un segundo juego de zapatillas un poco más grandes de la talla que utilizamos para que nos permitan utilizar un segundo juego de calcetines sobre los primeros. Además, siempre que podamos deberíamos tapar nuestra zapatillas con fundas térmicas aislantes especiales para ciclistas, que añadirán un punto extra de protección térmica sobre nuestros pies.
El estómago, también protegido del frío. De nada sirve protegernos adecuadamente si durante nuestro entrenamiento bebemos agua o cualquier otro fluido prácticamente en el punto de congelación. La mejor opción para el Invierno es hacer uso de mochilas de hidratación y llevarlas puestas bajo nuestra chaqueta. De esta forma, gracias a nuestro propio calor corporal evitaremos que el líquido de la mochila se enfríe en exceso y pueda provocar mediante su ingesta una disminución de nuestra temperatura interna.

Siempre debemos tener presente que nuestro equipamiento debe ser específico para practicar deportes en el exterior, con tejidos y materiales que permitan una buena aireación y disipación de la transpiración.

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